domingo, 26 de septiembre de 2010

Epílogo

    En el ambiente en el que estuve rodeado en mis tiempos de estudiante, los jóvenes que aspiraban (y lo siguen haciendo) a ser profesionales del cine, algunos llegan a la vocación sí, pero a través de unos mecanismos extraños, no la cinefilia. Me acuerdo que en clase, cada vez que hablaban de cine clásico, por ejemplo “La reina de África” o “El halcón maltés” de John Huston o “Ser o no ser” de Ernst Lubitch…les sonaba a chino mandarín. Y ya cuando una vez preguntaron quien fue el artífice de la famosa frase “Nadie es perfecto” de la archiconocida película del maestro de la comedia, “Con faldas y a lo loco”, no tenían ni la menor idea… ¡Billy Wilder por Dios! Creo que incluso llegó a escribir un libro con ese título, “Nadie es perfecto”. Luego en el recreo hablaba con mis compañeros, y a ellos una película antigua les parecía “Taxi driver” (1976) o “Tiburón” (1975)….En fin, no quisiera parecer arrogante con esto, pero creo que la juventud de hoy en día debería ver más cine clásico, o por lo menos las películas imprescindibles de este género como “Los vikingos” de Richard Fleisher o “Las uvas de la ira” de John Ford…y sobre todo más cine español. El cine español hoy en día cada vez está yendo más lejos en el sentido de que cada vez hay más gente interesada que lo apoya y está demostrado que cada año hay más espectadores que prefieren ver una película española a la típica americanada con todo su repertorio de grandes efectos especiales. La gente se está empezando a cansar del mismo tema de siempre…no obstante hay que decir que la balanza sigue siendo deficiente para nuestro cine en comparación con el americano, por la sencilla razón, de que no todo el cine americano es acción a raudales con frases socarronas y fantasmadas que no se las creería nadie, porque también tienen películas muy buenas y realistas a la vez. Pero no por ello hay dejar de lado el cine español. Hay joyas del cine español que a día de hoy, la gente aún no las ha visto, y no hablo de “Los Otros”, “Mar adentro” o “Hable con ella”, sino de “Los santos inocentes” (1984), con un Paco Rabal pletórico que se llevó un Goya, “Átame” (1989) de Pedro Almodóvar, “Amanece que no es poco” (1988), una arriesgada película de José Luis Cuerda totalmente surrealista, “La vida de nadie”, con un José Coronado espléndido en el papel de mentiroso patológico…etc…


 
    Aquí está todo cuanto hay que saber sobre las películas que hay que ver cuanto antes, o sencillamente, hay que volverlas a ver. ¡Ni más ni menos que 101! Tanto si quiere decidir qué cinta alquilar o cual quiere “bajarse del eMule”, como si simplemente busca detalles o dudas a cerca de alguna película en concreto, aquí encontrará su respuesta, porque aquí está todo lo que conviene saber sobre las películas que de verdad cuentan. He tenido que dejar “en la cuneta” películas como “La vida es bella” de Roberto Benigni, “Amor a quemarropa” de Tony Scott, “Barry Lindon” y “El resplandor” de Stanley Kubrick y muchas más…pero en fin, había que elegir, como todo en esta vida y decidí poner las que he puesto. Vuelvo a decir, puede que usted no esté de acuerdo conmigo con la selección de películas que he metido, pero bueno, sólo espero que si no es así, invitarle a verla de nuevo después de lo que he dicho de cada una de ellas. Pero ante todo, debe verla, aunque sea con otra mentalidad, porque como bien sabrá hay muchas películas que gustan más la segunda que la primera vez que la vio.




    Si le ha gustado y quiere más, o quiere comentar lo que sea, por favor, no se corte y diga lo que tenga que decir, tanto si es una crítica positiva como negativa, pues la aceptaré de muy buen gusto y así poder intercambiar opiniones....





101.-AMERICAN GANGSTER

DIRIGIDA POR: Riddle Scott
INTÉRPRETES: Russell Crowe, Denzel Washington, Josh Brolin, Jon Polito, Cuba Gooding Jr., Ruby Dee
AÑO: 2007/DURACIÓN: 157’/GÉNERO: Cine de gángsteres, thriller dramático

                         

    Llámela la “Scarface negra”, o “El Padrino de Harlem” o “New Jack City con ganadores de Oscars”, o simplemente “una película endiabladamente excitante”. El hecho es que “American Gangster”, basada en hechos reales, es una historia apasionante, que está muy bien narrada, con fluidez, absorbente e innegablemente entretenida, haciéndose corta su larga duración.

    Nueva York, 1968. Frank Lucas (Denzel Washington), es el discreto y silencioso chófer recadero de uno de los más carismáticos jefes mafiosos negros de Harlem. Pero cuando éste muere inesperadamente, Frank decide aprovechar el “puesto” que ha quedado libre en la estructura de poder para construir su propio imperio y hacer realidad su versión del sueño americano. Gracias a su ingenio y a una estricta ética de los negocios, se hace con el control del tráfico de drogas en el corazón de la ciudad, inundando las calles con un producto de mayor calidad y mucho más barato. Lucas es más listo que todos los demás grupos mafiosos, y no sólo acaba convirtiéndose en uno de los mayores narcotraficantes de la ciudad, sino también en una de sus superestrellas cívicas.

    Por otro lado, Richie Roberts (Russell Crowe), es un policía marginado que conoce bien las calles y nota que el poder del hampa está cambiando de manos. Cree que una persona ajena a los clanes conocidos trepa por la escalera del poder. Y está en lo cierto. Tanto Richie Roberts como Frank Lucas comparten un estricto código ético que les aparta del resto de sus coetáneos, transformándolos en dos figuras solitarias en lados opuestos de la ley. Al cruzarse sus destinos, no tarda en estallar una confrontación de la que sólo uno saldrá ganando. Hay que tener en cuenta, que Richie es un policía totalmente insobornable, tipo “Serpico”, y eso crea muchas enemistades entre los suyos. Porque eran unos años en los que la corrupción estaba a la orden del día, y uno de los más corruptos es Truppo (Josh Brolin), quien acaba robándole a Frank una importante cantidad de dinero, pero tampoco se saldrá con la suya…aquí no se salva nadie, excepto Richie, que es el bueno de la peli claro está.

    Con un magnífico guión y una buena banda sonora, los actores se mueven por el plató como peces en el agua. La obra de Scott es un vehículo de lucimiento para Russell Crowe, ganador del Oscar al mejor actor por “Gladiator” (2000) y para Denzel Washington, ganador del Oscar al mejor actor por “Training Day” (2001). Estos dos pedazos de actores están excelentes. Es algo así como un duelo de titanes, un “cara a cara” como Pacino y de Niro en “Heat” (1995) de Michael Mann. Y Josh Brolin como secundario, que tanto me recuerda a Kurt Russell en “Conexión Tequila” (1988) solo que con bigote, también está muy bien. Aunque está todavía mejor en “No es país para viejos” (2007), de los hermanos Coen. Riddle Scott es uno de los directores más innovadores e interesantes de su generación. Lo que pasa es que después de filmar obras maravillosas, empezó a dar tropiezos inexplicables. Y así ha seguido la carrera de este cineasta británico, entre películas perfectas y cintas verdaderamente…menores, dejémoslo ahí. No obstante, se trata de uno de los realizadores más taquilleros del cine actual.

    Tuvo dos nominaciones al Oscar, a la mejor dirección artística y a la mejor actriz de reparto, (Ruby Dee). Lo único malo es que a pesar de ser una deslumbrante épica criminal basada en hechos reales, con buenos personajes, grandes actores, genial fondo musical y una ambientación excelente, nos damos cuenta de que el género de mafiosos permanece igual que antes, es decir no hay nada innovador, porque no nos cuenta ninguna novedad, quizás que el malo (Frank Lucas) en este caso, no acaba asesinado sino encarcelado. Pero… ¿Por qué siempre el bueno acaba saliéndose con la suya y cumpliendo su objetivo?... ¿Por qué el malo no acaba huyendo y dando esquinazo a todo el que le persigue? ¿Por qué no sería nada ético? De acuerdo. Pero es que aquí se nota que Scott da más importancia a la figura del villano; lo ama demasiado, y lo convierte en un personaje que seduce más que repele. Y hubiese estado bien, por lo menos sería algo sorprendente para todos, que el malo se saliese con la suya, tipo Hopkins en “El silencio de los corderos” (1991), de Jonathan Demme o “Hannibal” (2001) del mismo director, Riddle Scott curiosamente, o Bardem sin ir más lejos en la citada “No es país para viejos”. Pero en fin, la historia está basada en hechos reales, y debió ser así. La mejor parte e idea del film, cuando Frank Lucas se va a Vietnam y compra toda la mercancía allí, tirada de precio, para luego mandarla a EEUU en los aviones que transportan a todos los cadáveres de la guerra. Os podéis imaginar donde va escondida la droga….Francamente… ¿Quién abriría un ataúd, que no sea Richie? Lo malo es cuando las tropas se retiran porque la guerra está llegando a su fin…ahí es cuando Frank se enfada un poquito, porque sino hay guerra, no hay negocio, y sin no hay negocio, no hay dinero, y el dinero….”amigo mío”…el dinero manda.

               





100.-APOCALYPTO

DIRIGIDA POR: Mel Gibson
INTÉRPRETES: Ramírez Amilcar, Carlos Emilio Baez, Israel Contreras, Dalia Hernández
AÑO: 2006/DURACIÓN: 132’/GÉNERO: Epopeya Histórica

                         

    “-jfgjv nngu tuyum mmg fhgjurffncsm qpejuoj mnbvmp  c`fkmmv ba bfbj” (“-Cuando le coja, le arrancaré la piel a tiras y le haré ver como me visto con ella”) –Zero Wolf

    Como en “Braveheart” (1995) y “La pasión de Cristo” (2004), “Apocalypto” atrae a su público con una combinación de melodrama consumado y violencia desaforada.

    La historia gira alrededor de un joven maya que lleva una vida feliz con su mujer embarazada, su hijo y la tribu. El principio del film, presenta una sociedad unida con la naturaleza y respetuosa de sus fronteras. Este mundo se viene abajo cuando otra tribu rival (una banda de mercenarios) llega y ataca el pueblo, mata a muchos habitantes y captura a los supervivientes para ser sacrificados al dios sol en la cúspide de una pirámide. El protagonista de la cinta, Garra de Jaguar, escapa y es perseguido cuando intenta regresar a la aldea para salvar a su mujer y a su hijo, a quienes había escondido en un pozo antes de huir. El personaje principal, se pasa media película corriendo sin parar, está en buena forma física, corre más que Forrest Gump y no le pilla ni una pantera. La película de Gibson es más una carrera melodramática contar el tiempo que un estudio antropológico de una civilización pretérita. De hecho, los aspectos melodramáticos de la película se ven potenciados por ciertas escenas, como la de la esposa atrapada en un agujero que poco a poco se va llenando de agua de lluvia.

    Sin embargo, Mel dirige el espectáculo con pulso firme. Arriesga mucho, pero sale airoso, sobre todo por la famosa decisión de rodar en lengua maya, un gran acierto. La selva, gracias a la hermosa fotografía, se presenta como un paraíso creíble y exuberante, y sus habitantes son muy simpáticos. Son particularmente impresionantes las imágenes de la sociedad maya que rodea la pirámide, al borde de la desintegración, su creciente histeria experimentada a cada paso de los cautivos, cuando caminan entre las masas de cuerpos pintados y convulsos hacia una muerte segura en lo alto de la pirámide. Estos momentos demuestran que Gibson es un director de cierto talento, capaz de crear imágenes que se hallan a la altura de las grandes epopeyas de Hollywood de los años sesenta, como “Espartaco” (1960), de Stanley Kubrick.

    A mi juicio, junto con “Babel”, fue la mejor película del año, superior a “Infiltrados” de Scorsese, que tiene un repartazo, un gran montaje, un buen guión y una maravillosa dirección, pero está ya muy visto ese tema, y creo que con “Malas calles” (1973), “Uno de los nuestros” (1990) y “Casino” (1995), es más que suficiente. Un director tampoco debe abusar mucho de un género, no sólo por el hecho de que “todo en exceso es malo”, sino porque el realizador acaba encasillándose, igual que muchísimos actores que sólo saben actuar en un tipo de películas y de ahí ya no les saca nadie, sencillamente porque el espectador no se lo imagina de otra manera, no resulta verosímil. Y tanto un buen actor, como un buen director, deben empezar por atraer y convencer al espectador de que realmente vale. Mel Gibson sin ir más lejos, puede que haya estado encasillado mucho tiempo en el cine de acción, pero como director, creo que ha elegido un camino que se le da mejor que la actuación. Mel siempre cae simpático, y nos reímos mucho con él en la gran pantalla, pero aún así, la balanza hace sobrepeso en la labor de la dirección. Y si ha triunfado en este terreno, pienso que uno de los principales motivos, es porque ha hecho grandes películas de las que dan mucho que hablar, y lo mejor de todo es que para ello (a parte de trabajar e invertir mucho tiempo), ha explorado campos muy diferentes. De las cuatro películas que ha hecho, ninguna pasa desapercibida, y ya me dirán ustedes ¿qué tienen que ver “El hombre sin rostro” (1993), “Braveheart” (1995), “La pasión de Cristo” (2004) y “Apocalypto” que nada tiene que ver con “eucalipto” (como dicen muchos)? Quizás que cada una de ellas lleva una fuerte carga melodramática sí, pero es que la vida vista desde el punto de vista de Mel (y de cualquiera) en estas películas ha de ser dramática, eso sí, siempre con un objetivo, una finalidad, y eso es lo que engancha tanto al público.

    Esta es una apasionante y mítica historia de acción y aventuras, situada en la turbulenta época que marcó el final de la gran civilización Maya. La ambientación, los decorados, el maquillaje…no deja indiferente a nadie. Imprescindible verla. Brutalmente buena.

    Por cierto, todos nos identificamos y simpatizamos con Garra de Jaguar, el protagonista de la película, apodado como “Ulah” (“Casi”) por uno de los forajidos, el más perverso de todos, pero el patriarca, el jefe de la tribu de los “malotes”, el que más miedo da, el más veterano, el más fuerte y corpulento, es Zero Wolf, que muere en un descuido, en una trampa para cazar jabalíes.

               

99.-BABEL

DIRIGIDA POR: Alejandro González Iñárritu
INTÉRPRETES: Brad Pitt, Cate Blanchett, Gael García Bernal, Rinko Kikuchi, Adriana Barraza
AÑO: 2006/DURACIÓN: 142’/GÉNERO: Drama

                         

    El equipo formado por el director Alejandro González Iñárritu y el guionista Guillermo Arriaga, autores del potente drama mexicano “Amores perros” (2000) y “21 gramos” (2003), se junta de nuevo para crear “Babel”, una historia centrada en la colisión de diferentes vidas a lo largo y ancho del globo, y en las explosivas consecuencias de actos no relacionados, en apariencia, entre sí.

    González y Arriaga, utilizan una estructura de narración múltiple que en esta ocasión relaciona a cuatro parejas cuyas vidas se entrecruzan de un continente a otro. El extenso lienzo de “Babel” (que incluye personajes marroquíes, norteamericanos, mexicanos y japoneses) revela un alcance más ambicioso y el deseo de implicarse en temas globales más problemáticos.

    “Babel”, al reclutar a una estrella de primera magnitud como Brad Pitt, y debido a las presencias estelares de Cate Blanchett y Gael García Bernal, también revela la voluntad de sus autores de intentar llegar a un público más amplio. Una de las cosas que convierten a “Babel” en una película inusual es el claro rechazo del director y del guionista a comprometer su forma de narrar y su estilo visual en la búsqueda de un público más amplio. Y esto se hace evidente en la conclusión abierta de la película, que niega al público el alivio de un final feliz a la vieja usanza que lo cierra todo, lo cual significa que “Babel” da que pensar mucho después de que los títulos de crédito hayan desfilado por la pantalla.

    La verdad, no me gustaría verme en la situación de Brad Pitt cuando ve que han disparado a su mujer en medio de un desierto marroquí, tan lejos de su país, y sin nadie que pueda ayudarle. ¡Menudo marrón! Siempre lo he dicho, no hay faena más gorda para un turista, que perder el pasaporte o resultar gravemente herido en un país extranjero, y encima, de otro continente, con una cultura tan diferente. Aunque si eres encarcelado como Billy Hayes (Brad Davis) en Turquía cuando justo está a punto de subir al avión que le lleva de vuelta a casa en “El expreso de medianoche” (1978), es otra gran putada, con perdón. Y tampoco me gustaría ponerme en la situación de Rinko Kikuchi, que es una adolescente sordomuda, y vemos todo el calvario que tiene que pasar. Éste es el episodio más interesante a mi juicio, el japonés.

    Con este film, se cierra la trilogía del director mexicano que ha sorprendido tanto en los últimos años. Sólo se llevó un Oscar a la mejor banda sonora, pero creo que mereció algo más, por lo menos al mejor director (aunque Scorsese también se lo merecía, a la octava va la vencida), y al mejor montaje (me gusta mucho más que le de “Infiltrados”, que también se lo arrebató). “Babel” es un collage, un puzzle de escenas que hace que el espectador participe pensando en cómo almacenar ese potosí de flash-backs a lo Tarantino y una vez acabada la película, reflexionar y decidir que es lo que haríamos cada uno en la difícil situación de los personajes. Gran película, que sigue dando que hablar.


     




98.-MILLION DOLLAR BABY

DIRIGIDA POR: Clint Eastwood
INTÉRPRETES: Clint Eastwood, Hillary Swank, Morgan Freeman, Jay Baruchel
AÑO: 2004/DURACIÓN: 128’/GÉNERO: Drama pugilístico

        

    -“Si existe alguna magia en pelar batallas más allá de lo que uno resiste, es la magia de arriesgar todo por un sueño, que nadie más que tú pude ver.”
    
    “Million dollar baby” supone el vigésimo primer trabajo de Clint Eastwood como protagonista y director tras “Deuda de sangre” (2002), “Space cowboys” (2000), “Ejecución inminente” (1999)…etc…Como director y productor, sin participar como actor, ha firmado la gran “Mistyc river” (2003), ganadora de dos Oscars al mejor actor (Sean Penn) y al mejor actor de reparto (Tim Robbins), “Medianoche en el jardín del mal y del bien” (1996) y “Bird” (1987). Trabajando sólo como director, rodó “Primavera en otoño” (1973) con William Holden, y fue protagonista y productor de “En la cuerda floja” (1984). Y entre las 24 películas que Eastwood sólo ha protagonizado, se pueden destacar títulos como “En la línea de fuego” (1993), “Fuga de Alcatraz” (1979), “Harry el sucio” (1971), la famosa trilogía del spaghetti western...etc…Me encanta Clint Eastwood, tiene un talento increíble para el cine, es de los mejores cineastas que hay en la actualidad. Es un símbolo vivo del cine americano, que nos sigue sorprendiendo con obras como “Cartas desde Iwo Jima” (2006) o ésta que ha estrenado recientemente, “Gran Torino” (2008), donde ha afirmado en las ruedas de prensa que ésta ha sido su última película como actor. Lástima, siempre se le echa de menos en la gran pantalla cuando por ejemplo la dirige pero no la protagoniza. No obstante, el hombre tiene 79 tacos, creo que con que sólo se dedique a dirigir, es más que suficiente. Aún así, a veces se encarga hasta de la música como en “El intercambio” (2008). Dicen que da gusto trabajar con él, porque los directores suelen estar siempre demasiado activos, muy alterados, muy estresados, bien, pues él todo lo contrario, aunque vaya a contra relog, es el director más tranquilo y sosegado de Hollywood, que nada tiene que ver con que tenga “pachorra”, porque a veces hasta le sobran días de rodaje. Y no hay más que ver los peliculones que hace. “Sin perdón” (1992) o “Mystic river”, son grandísimas películas que hacen sombra a “Million dollar baby”, pero para mí, ésta es su obra maestra, siempre estará un escalón más que el resto, ya  sólo por la cautivadora y trágica historia, las actuaciones de los actores, Freeman y Swank, que se llevaron el Oscar al mejor actor secundario y mejor actriz respectivamente y la magnífica dirección de Eastwood que se llevó también el Oscar al mejor director. Excuso decir que la cuarta y definitiva estatuilla, fue para la mejor película. No hay que olvidar largometrajes como “Poder absoluto” (1996), “Los puentes de Madison” (1995), “Cazador blanco, corazón negro” (1990), “El sargento de hierro” (1986)…pero creo que ésta “se lleva la Palma”. Insisto, “Million dollar baby”, es la mejor de su filmografía.

    Frankie Dunn (Clint Eastwood) ha entrenado y dirigido a algunos boxeadores increíbles durante toda una vida pasada en el ring. La lección más importante que enseña a sus discípulos es la que utiliza para su propia vida: por encima de todo, debes protegerte. A consecuencia de su doloroso distanciamiento con su hija, Frankie no se ha permitido relacionarse con nadie por largo tiempo. Actualmente, dirige un nuevo gimnasio con su único amigo, Eddie Scrap (Morgan Freeman), un veterano exboxeador que se ocupa del gimnasio de Frankie y que sabe que debajo de su brusco carácter hay un hombre que ha ido a misa casi todos los días, durante los últimos 23 años, buscando el perdón que no puede encontrar.

    Un día, Maggie Fitzgerald (Hillary Swank) entra a su gimnasio. Es una chica dispuesta a luchar duro por el sueño de convertirse en una gran boxeadora y salir de la miseria, porque la pobre, nunca ha tenido demasiado. No tiene ni tele. En una vida de lucha constante, Maggie lo que desea, más que cualquier otra cosa, es encontrar a alguien que crea en ella. Le pide a Frankie que la entrene. Pero lo último que necesita él es esa clase de responsabilidad y le dice a Maggie la cruda y contundente verdad: es demasiado vieja para entrenar y él no entrena a chicas. Pero ella no se da por vencida y se entrena al máximo cada día en el gimnasio. Finalmente, persuadido por su determinación, acepta a regañadientes dirigirla y representarla.

    Mientras ella gana combate tras combate, con el día a día, los dos comienzan a descubrir que comparten un espíritu común, que trasciende el dolor y las pérdidas en sus respectivos pasados, y encuentran el uno en el otro, el sentido de familia que habían perdido hacía mucho tiempo atrás. Lo que ellos desconocen, es que juntos afrontarán una batalla que va a requerir mucho más corazón y coraje que ninguna otra que ellos hayan enfrentado jamás.

    Está claro que el tipo más duro del valle de San Francisco, el estado de California y probablemente de toda la historia del cine, es un icono del séptimo arte. Su carrera abarca cinco décadas, y ha conmovido a generaciones de aficionados. Es uno de los artistas más prolíficos y versátiles en la historia del medio, involucrando su persona, primero como actor y más tarde como director y productor. Sus considerables logros han sido avivados por su enorme éxito en taquilla y asimismo han quedado reflejados en el reconocimiento que ha recibido. El respeto que se le tiene dentro de la industria del cine, sólo es comparable al aprecio que le tiene el público en general. Del mismo modo que sucedió con Marilyn Monroe, para la mayoría de los estadounidenses, Clint Eastwood ya constituye un símbolo con sabor genuinamente americano, como lo puedan ser la Coca-Cola o el Marlboro. Resumiendo, Eastwood es único, en el sentido de que frecuentemente combina responsabilidades, produciendo, dirigiendo y actuando simultáneamente.

    Grandiosa película, con escenas duras, como la recolocación de la nariz rota de Maggie, o la paliza que recibe “Peligro” (Jay Baruchel) por parte del típico chulo de gimnasio, o cuando Maggie le regala con toda su buena intención una preciosa casa a su madre y ella no la quiere aceptar por motivos burocráticos, o la escena final, en la que vemos por primera vez en la gran pantalla, a Eastwood llorando. La película da un giro de 180º cuando nuestra protagonista acaba postrada en la cama tras un combate que debía haber ganado, cuya única movilidad es desde su cuello para arriba. Aquí empieza a recordar a Ramón Sampedro de “Mar adentro” (2003), de Alejandro Amenábar. En fin, mucha tristeza al final, sí…Claro que no todo es melancolía, en la primera hora, tiene algún punto cómico muy bueno, como es la conversación de “Peligro” y Scrap:

Peligro: “-Señor Scrap…quisiera hacerle una pregunta, pero me da un poco de corte, porque no se si es estúpida…”
Scrap: ”-No existen las preguntas estúpidas hijo…anda dime”
Peligro: “-¿Cómo podéis meter tanto hielo en esta botella? Es decir, ¿por dónde lo metéis si el agujero es tan pequeño?”

    Hillary Swank, ya había ganado un Oscar a la mejor actriz por su actuación como Brandon Teena en “Boys don´t cry” y no hay duda de que aquí borda el personaje, se  sometió a un severo castigo para dar credibilidad al personaje y poder aparecer ante las cámaras como una auténtica púgil, llegando a coger 12 kilos de musculatura. Realizó sesiones intensivas de entrenamiento de hasta cinco horas y una brutal dieta hipercalórica. Como ya hizo en “Sin perdón” (1992), Eastwood (que incluso se permitió el lujo de componer e interpretar personalmente la banda sonora), quiso contar de nuevo con su amigo, Morgan Freeman, que está en su salsa, genial. Recuerda mucho al presidiario que lo consigue todo, Red (“Cadena perpetua”), supongo que por la acertada voz en off. No se la pierdan, pero tengan un pañuelo a mano por si acaso…

            



97.-MATCH POINT

DIRIGIDA POR: Woody Allen
INTÉRPRETES: Jonathan Rhys Meyers, Scarlet Johansson, Emily Mortimer
AÑO: 2005/DURACIÓN: 119’/GÉNERO: Drama

                         

    Querido lector: si tuviese que elegir una película de las casi cuarenta que ha dirigido el viejo Woody, ¿cuál escogería? ¿cuál cree usted que es la mejor? Amigo/a mío/a, no es fácil responder a esta pregunta. Porque siempre estarán ahí en la cima grandes películas como “Manhattan”(1979) con su gran fotografía, “Hannah y sus hermanas”(1986) en la que Michael Caine está que se sale, de hecho ganó un merecido Óscar por su actuación, o “La rosa púrpura del Cairo”, con ese espléndido guión y Jeff Daniels en el papel de su vida, o “Balas sobre Broadway”, maravillosa recreación de los años veinte(en Manhattan como no), en la que Chazz Palminteri y John Cusack bordan el papel. De éste último he de decir que es uno de los actores favoritos del Sr. Allen. Él siempre ha dicho en más de una ocasión:”Decidme en qué película sale mal John Cusack y te invitaré a dos tragos en la fuente”. En fin, dejémonos de tragos y a lo que iba: es una elección difícil, pero si hay que votar a una película como la mejor, la más completa en todos los sentidos de este grandísimo cineasta, “Match Point” se lleva todas las papeletas.

    Se podría decir que es una película atípica del director neoyorkino, para empezar es de las pocas películas que no está rodada en Nueva York, sino en Londres. No hay jazz de fondo en la banda sonora, sino ópera, que es un gran acierto porque mete a Dostoiweiski en las escenas de alta tensión. No aparece él como actor, lo cual es extraño porque en la mayoría de sus Films, no sólo dirige y escribe, sino que actúa. Por eso en las pocas películas en las que no le vemos en la gran pantalla, a veces se le echa de menos, porque aunque parezca un poco pedante, es sencillamente adorable. Pero creo también es un acierto que no aparezca aquí como actor, ya que es un drama, no una comedia, como estamos acostumbrados. Personalmente pienso que lo más difícil de hacer es la comedia, por la sencilla razón de que hacer reír a la gente es complicado, no es tan fácil como parece. Sin embargo Woody Allen prefiere realizar y posteriormente visionar un buen drama que una buena comedia. Estoy de acuerdo con él, porque el drama siempre lo vas a tener durante más tiempo en mente, la comedia no, se olvida con mayor facilidad.

    “Match Point”, es un drama muy realista, muy verídico, en el sentido de que le puede pasar a cualquiera.

    Chris (Jonathan Rhys Meyers), es un derrotado y secretamente ambicioso profesor de tenis (de ahí el título), que queda prendado de la sensualidad y belleza de Nola (Scarlett Johansson), pero a la vez flirtea con Chloe (Emily Mortimer), elegante y rica muchacha. Así que termina decantándose por esta última, y se casan. Ahora nuestro protagonista vive instalado cómodamente en un mundo de lujuria. Pero no es el pasado, sino el volcán sensual, la violencia y el gusto por la infracción, lo que lleva de nuevo a Chris a los brazos de Nola, introduciendo en “Match Point” un doble suspense narrativo, pues el brete es si Chris será descubierto en su imprudente juego, pues el ambicioso y amoral protagonista puede enfrentarse al pago de una sanción ejemplar. Luego, ya con Chris desesperado, es chantajeado por una Nola insaciable y posesiva, progresivamente atrapado en el alto precio a pagar por una vida de lujo que ama por encima de todo, y su huída hacia delante pues el crimen perfecto se muestra como chapucero y el destino, una pelota de tenis suspendida sobre la red que puede caer en el lado del triunfo o de la derrota, juguetea a lo largo de una investigación policial, convencionalmente peligrosa.

    Excuso decir, que Scarlett Johansson, dejando de lado lo buena actriz que es, es la película en la que más guapa sale de todas y en cuanto a Jonathan Rhys Meyers, también lo hace muy bien. Su postura en la película recuerda mucho a la de Charlie Sheen en “Wall Street” de Oliver Stone, con un Michael Douglas (Gordon Gekko) implacable. Hay tanta ambición en Chris, que incluso llega a recordar a Al Pacino (Tony Montana) en “Scarface” (“El precio del poder”). Al fin y al cabo, los dos harán lo que sea para subir peldaños en el mundo de los ricos y los dos matan a sangra fría, la única diferencia es que Chris ni es un cocainómano, ni trafica con drogas.

    Woody Allen, a parte de la tragicomedia “Melinda y Melinda”(2004), ha hecho pocos dramas; son la teatral y fallida “Interiores”(1978),”Otra mujer”(1988), con Gene Hackman(del que dice Woody ser otro de sus actores preferidos),”Delitos y faltas”(1989) en la que ya pone de manifiesto el asesinato, y “Cassandra´s dream”(2006), que es algo así como la “hermana menor” de “Match Point”, en la que el escocés Ewan McGregor y el irlandés Colin Farrell, están pletóricos en sus respectivos papeles.

    En fin, el viejo Woody ya dijo en su día, que “si hay alguna de mis películas que se acerque a ser una obra maestra, ésa es Match Point”. Le doy toda la razón. Chapeau.

                





96.-CIUDAD DE DIOS (CIDADE DE DEUS)

DIRIGIDA POR: Fernando Meirelles
INTÉRPRETES: Leandro Firmino da Hora, Alexandre Rodrigues, Phellipe Haagensen, Matheus Nachtergaele, Seu Jorge, Douglas Silva
AÑO: 2002/DURACIÓN: 130’/GÉNERO: Drama

                         

    Zé Pequeño-“Eres demasiado bueno Bené, cría cuervos y te sacarán los ojos”

    Finales de los años 60: Buscapé (Alexandre Rodrigues) tiene 11 años y es sólo un niño más en “Ciudad de Dios”, un suburbio (o favela como lo llaman en Brasil) de Río de Janeiro. Tímido y delicado, observa a los niños duros de su barrio, sus robos, sus enfrentamientos diarios con la policía…etc…Pero él ya tiene bien claro lo que quiere ser si consigue sobrevivir: fotógrafo. Dadihno (Douglas Silva), es un chico de su edad que junto con su mejor amigo, Bené (de su misma edad también), se van con los mayores, es decir con los delincuentes locales para los que ya hacen “trabajitos”. Bené es el hermano pequeño de Cabeleira, el líder de su pandilla formada por él y dos más, uno de ellos el hermano mayor de nuestro protagonista y narrador de la historia, Buscapé. El otro, una noche, después del atraco a un burdel, mientras se esconden en los árboles de la policía, reflexiona y como “no está hecho para estos rollos”, se meterá de monaguillo en la Iglesia. Aquella noche será mortal para Dadihno, porque será él mismo el que asesine a sangre fría a todos los habitantes del burdel, después de haber sido saqueados y maniatados por los tres chicos delincuentes. Esa noche cometerá sus primeros asesinatos, y luego vendrán más, muchos más….Y lo peor de todo es que el trío adolescente, ignora todo lo que ha hecho Dadihno, así que serán ellos los que paguen el pato y con la policía entrando y saliendo de la favela, deberán refugiarse de ellos o marcharse de allí, pero como se veía venir, acabarán mal.

    Los años 70: Buscapé sigue estudiando, trabaja de vez en cuando, y camina por la estrecha frontera que separa el crimen de la vida “honesta”. Dadihno ya tiene una pequeña pandilla y grandes ambiciones. Cuando descubre junto con su inseparable amigo Bené (Phellipe Haagensen) que el tráfico de cocaína es muchísimo más rentable que el robo se pone a reorganizar su negocio, que a base de sangre, pronto florece. Mientras que Buscapé ha conseguido una cámara y va acercándose a hacer realidad su sueño poco a poco, Dadihno ya ha cumplido el suyo: al cumplir los 18, es conocido como Ze Pequeño (Leandro Firmino da Hora), el narcotraficante más temido y respetado de Río de Janeiro.”-Ni Dadihno ni leches! ¡Ahora me llamo Ze Pequeño! ¿Te enteras? ¡Y este local ya no es tuyo, ahora es mío!” Pero su brazo derecho, Bené, es el que siempre le calma, porque no es como él. Bené es igual que su difunto hermano Cabeleira, de mentalidad hippy y poco violento; se lleva estupendamente con todo el mundo, incluso con el líder de la pandilla rival de Ze Pequeño, Sandro Cenoura (Matheus Nachtergaele), porque gracias a él, no se matan entre sí, ambas bandas van por su cuenta y se acabó, cosa que no le hace gracia a Ze Pequeño. Mientras él y sus secuaces siguen delinquiendo a más no poder, Bené se enamora de la chica que le gusta a Buscapé y ella convence al delincuente hippy para que ambos se vayan fuera a una casa de campo a cultivar maría (lo mismo que pensaba hacer Cabeleira…) y a escuchar música de Raúl Seixas. Está claro que Bené es demasiado bueno para ser un delincuente. Lo malo, es que él tampoco se salvará.

    Principios de los 80: La palabra de Zé Pequeño es ley en Ciudad de Dios, y está protegido por un ejército de niños entre 9 y 14 años, nadie le disputa el poder. Pero ahora él está sólo (sin Bené) y no confía en nadie. Hasta que un día Mané Galihna (Seu Jorge), un cobrador de autobús es testigo de cómo violan a su novia Zé y sus chicos y de cómo matan a su hermano y tirotean su casa. Decide vengarse y unirse a la banda de Cenoura, para así reclutar un montón de jóvenes más para la guerra entre bandas. Ahora ciudad de Dios es un territorio más peligroso que nunca; Cenoura y Zé Pequeño son cogidos por la policía, al primero se lo llevan a comisaría y el segundo les soborna dándoles todo su dinero. Ahora que está más sólo que la una y sin ningún tipo de poder, caerá en manos de otra pandilla de niños, “los raterillos”, que también buscan venganza. Buscapé es testigo de todo y hace la fotografía más importante de todas, con la que ganará un dineral y se hará famoso, la muerte de Zé Pequeño. Ahora Buscapé ha conseguido su sueño: fotógrafo.

    El reparto está formado por intérpretes no profesionales, excepto Leandro Firmino da Hora, que interpreta magistralmente a Zé Pequeño y alguna que otra excepción más. Pero básicamente, son chavalines de los suburbios, donde trabajaron intensamente en un taller durante ocho meses. Está rodada en las auténticas favelas de la capital, donde para rodar allí, tuvieron que echarle agallas y pedir permiso a los narcotraficantes. La mayoría fueron comprensivos y les dejaron; claro que cada día desaparecía algo en el equipo de rodaje…

    “Ciudad de Dios”, está basada en hechos reales, cuenta la historia del crecimiento del crimen organizado en los suburbios de la ciudad de Río de Janeiro, desde finales de los años sesenta hasta el comienzo de los ochenta, cuando el tráfico de drogas y la violencia impusieron su ley entre la miseria de las favelas.

    Esta película es excelentemente innovadora, rodada con una frescura absorbente que recuerda un poco a la manera de rodar de Tarantino, se nota que Meirelles le admira. El ritmo y el desarrollo de la historia es impresionante. Con un soberbio montaje, la utilización de la sempiterna buena música brasileña es la adecuada en cada escena. El director tiene también la capacidad de mostrarnos la belleza en medio de lo terrible. Sería conveniente verla en V. O. S. para disfrutarla plenamente. Nominada a cuatro Óscar por el mejor director, “  guión adaptado, “ fotografía y “ montaje, al final no se llevó ninguno, pero eso no quita para que sea una obra maestra del cine brasileño, muy fuerte y dura como la vida misma, pero imprescindible y necesaria de ver.

    Mi tramo favorito es el principio de la película, a finales de los sesenta, con Cabeleira al frente de la banda. Y luego cada vez que pasan los minutos de metraje, el film va entrando en una espiral de violencia* que no puede terminar bien para nadie, excepto para Buscapé que está al margen de todo.
*Sobre todo a partir de la muerte de Bené, que hasta Cenoura dice que es “el tío más cojonudo de la favela”. Bené es un tipo que siempre está haciendo de pacificador, que siempre está de buen rollo con todos, es algo así como Henry Hill (Ray Liotta) en “Uno de los nuestros” (1990), que aunque esté “metido en el ajo”, no es como Zé Pequeño y los demás, tiene otra filosofía de vida y otra manera de pensar y de hacer las cosas, y él no las resuelve por medio de la violencia.

    Este es un film muy violento y duro de ver a nivel psicológico y visual. Niños con ametralladoras y pistolas, éstos son los más peligrosos precisamente, porque todavía no tienen conciencia de lo que hacen, aunque Zé Pequeño intento hacérselo saber cuando le dice a uno de los niños, que elija donde quiere que le dispare, en la mano o en el pie. El niño dice entre sollozos que en la mano, pues él le dispara en el pie. Y para rematar la faena, obliga a uno de sus compinches (que no es más que otro niño), que elija a uno de los dos niños para matarle y así ya podrá ser miembro de la banda, o sea una prueba, para saber de que pasta está hecho. Ésta es la escena más dura de todas. Esto no es Bambi.